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Los comités cívicos han perdido fuerza política y cada vez son menos

La participación de los comités cívicos ha venido en descenso desde 1985. Según analistas, se debe a las desigualdades en las que compite respecto a los partidos políticos.

Propaganda de un comité cívico en Chimaltenango en pasadas elecciones. Estas organizaciones se enfrentan a mayores retos que los partidos políticos para participar. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Propaganda de un comité cívico en Chimaltenango en pasadas elecciones. Estas organizaciones se enfrentan a mayores retos que los partidos políticos para participar. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Los comités cívicos electorales son una alternativa a los partidos políticos con la que cuenta la ciudadanía para acceder a los gobiernos municipales. Sin embargo, desde el inicio de la era democrática a la fecha, ha descendido el número que participan en los procesos electorales.

Estos comités son en Guatemala, uno de los dos tipos de organizaciones políticas, aparte de los partidos. Pero, a diferencia de estos, solo pueden postular candidatos a alcaldes y cargos dentro de los concejos.

A diferencia de los partidos políticos no tienen una vigencia permanente, sino se disuelven automáticamente cuando culmina un proceso electoral, tal como lo regula el artículo 114 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (Lepp).

En un inicio estos fueron concebidos como una opción para que los vecinos de comunidades encontraran una opción de participación política electoral, sin necesidad de tener que congraciarse con los poderes tradicionales que se instalan en los partidos; sin embargo, la experiencia demuestra que la fórmula ha sido poco efectiva.

Un estudio del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep) da cuenta que, desde las elecciones de 2003 a la fecha, son menos los comités que participan. Mientras que ese año fueron 186 comités, en los próximos años hubo una disminución progresiva hasta que en los procesos electorales de 2015 y 2019 solo se inscribieron 98.

Asimismo, evidencia que en los últimos 12 procesos electorales se han inscrito mil 258 comités cívicos, de los cuales solo 588 —equivalente a uno de cada dos—, han ganado un puesto en algún concejo.

Y el número de comités que ha ganado la alcaldía se reduce a 204. Es decir, menos de dos de cada 10 comités.

 

Desigualdad

Rubén Hidalgo, director del Incep, explica que es necesario cambiar la legislación para fortalecer a los comités cívicos, ya que estos a menudo participan en una condición de desventaja respecto a los partidos. Por ejemplo, mientras que los partidos son estructuras permanentes, los comités tienen que reunir a sus afiliados y hacer los trámites para inscribirse en el Registro de Ciudadanos cada cuatro años durante los primeros meses del proceso electoral.

Asimismo, los comités no gozan de financiamiento público a diferencia de los partidos, a los que se les otorga el equivalente de US$2 por voto legalmente emitido a su favor, siempre que haya obtenido no menos del cinco por ciento del total de sufragios válidos.

Por último, enfatiza que los comités solo pueden postular a cargos de elección popular en los niveles municipales, mientras que los partidos lo hacen a nivel legislativo y presidencial.

Entre las recomendaciones que hace el Incep, está promover que los comités participen como organizaciones políticas de carácter permanente, tal como lo propuso la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) en su momento. También que se les permita constituirse en la mitad de los municipios de sus distritos para que puedan postular candidatos a diputados y que sus afiliados mínimos sean el equivalente al 0.30 por ciento de ciudadanos inscritos en su municipio.

Vicios del sistema

Rigoberto Quemé Chay, quien ganó la alcaldía de Quetzaltenango dos veces consecutivas en 1995 y 1999 con el comité cívico Xel Ju, considera que la razón por la que se ve reducida la participación de los comités cívicos es por las desigualdades del sistema político.

“Desde el 85 hay una perversión del sistema político. Nació sano y hoy es un sistema en decadencia”, advierte el exalcalde.

Explicó que tras la firma de los Acuerdos de Paz en 1996 hubo un auge de estos comités porque había una ilusión en varias comunidades de participación política y deseos de organización social.

“Los pueblos y comunidades vieron en los comités cívicos la oportunidad de participar. Pero como el sistema político ha sido manoseado para favorecer los intereses de los partidos, las recientes reformas que se hicieron (a la Lepp) dejaron en desventaja a los comités. Hoy su techo de campaña es bajísimo”, advierte.

Agrega que a menudo los comités se enfrentan con el problema de que en el Registro de Ciudadanos les invalidan una de cada tres firmas de sus afiliados. De tal cuenta que, si en un municipio el mínimo para constituir esta organización política es de mil 500, se necesitan al menos cuatro mil 500 para quedar inscritos.

Si no se hacen cambios a la Lepp, prevé que la participación de los comités continúe en descenso, o bien que puedan ser cooptados por otros partidos para representar intereses ajenos a la comunidad.

Prevalecen en departamentos con población indígena

El estudio del Incep evidencia que los departamentos donde mayor cantidad de comités cívicos se han inscrito en los últimos 12 procesos electorales a menudo son los que cuentan con mayor cantidad de población indígena. Entre estos se encuentran Quetzaltenango, Chimaltenango, Huehuetenango, Sololá, Suchitepéquez, Alta Verapaz y Quiché, entre otros.

Para corroborar esto, el estudio consideró datos de las memorias electorales del TSE y del Informe Nacional de Desarrollo Humano 2005.

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