Un sistema de salud estancado, el otro efecto de la pandemia

Historias de mala ejecución, corrupción y precarias condiciones han sido problemas constantes desde hace años. Los gobiernos prometen cada cuatro años resolverlos, pero no tienen éxito.

La pandemia del nuevo coronavirus vino a evidenciar las precariedades del sistema de salud. Emergencia del Hospital Roosevelt. (Foto: Hemeroteca PL)
La pandemia del nuevo coronavirus vino a evidenciar las precariedades del sistema de salud. Emergencia del Hospital Roosevelt. (Foto: Hemeroteca PL)

Doria Mercedes, de 42 años, se pregunta cuándo la atenderán de nuevo en el Hospital Roosevelt al que solía acudir antes de la pandemia del covid-19 por un problema de cornetes que precisa de una cirugía.

Desde marzo, cuando fueron suspendidas las consultas en este centro asistencial, Doria Mercedes, que vive en la zona 7 capitalina, se ha resignado a soportar su padecimiento que no le permite respirar de manera cómoda, peor cuando es de noche.

En 2018, estaba controlada, acudía puntual a sus citas cada mañana. Se practicó todos los exámenes y solo estaba pendiente de que una cama estuviera disponible. Confiaba de que por fin la iban a ingresar en su siguiente cita a finales de marzo, pero la pandemia frustró su esperanza.

La historia de Doria Mercedes se repite en miles de guatemaltecos y tiene que ver con el rezago histórico del sistema de Salud que no dejó opciones de atención a enfermos que sufren padecimientos que no son covid-19 y que necesitan cirugía.

El plan inicial era contar con hospitales provisionales exclusivos para atender a pacientes con covid-19, pero la realidad superó las expectativas y poco a poco el Roosevelt comenzó a atender contagios, a principios de abril.

Luego fue el San Juan de Dios y así se han ido sumando otros hospitales con casos de coronavirus, lo que hace imposible que las consultas externas se abran a los pacientes con otras patologías. 

 

Lo mismo de siempre

Las historias de problemas y retrasos en las consultas externas no son exclusivas de los tiempos de pandemia, sin embargo, esta situación vino a agudizarlos y a hacerlos más evidentes.

De esa cuenta, el covid-19 hizo más alarmantes los problemas de ejecución presupuestaria, a pesar de que todos los primeros años de cada gobierno se retrasa.

En el Sistema de Contabilidad Integrada del Estado (Sicoin) se registra que en el primer semestre de cada administración el porcentaje de gasto oscila entre el 35% y el 42%; de hecho, este arranque es el peor de los últimos cuatro gobiernos pues la ejecución llega al 34%.

La situación empeora al revisar los recursos que el Ministerio de Salud recibió para la emergencia del covid-19 —Q1 mil 643 millones—. Hasta el 24 de agosto, apenas se había gastado el 20.62%. Las necesidades son urgentes y se prevé un alza de contagios la primera semana de septiembre.

La lentitud en los procesos para satisfacer las demandas del personal médico también se evidenció en la pandemia. Hace dos años que médicos batallaron para un aumento salarial, pero ahora, el hecho de que se deban los salarios al personal que se está enfrentando de frente al virus le añade un toque de indignación.

Los médicos son los que están en primera línea del frente de batalla frente al covid-19 y a muchos no se les ha pagado su sueldo. (Hemeroteca PL)

El rubro de sueldos y salarios del renglón de la emergencia por el covid-19 en el Sicoin muestra una ejecución del 0%, médicos han denunciado la situación que el presidente Alejandro Giammattei, asegura, ya se ha empezado a solventar. 

Hospitales

En cuanto a infraestructura hospitalaria, Guatemala tiene un déficit de más de cuatro mil puestos y centros de salud lo que hace que se saturen los hospitales departamentales, distritales y los dos de referencia nacional, Roosevelt y San Juan de Dios.

El Congreso aprobó en abril pasado el endeudamiento con entidades financieras por Q2 mil 256 millones, con el cual se pretende la construcción y remozamiento de hospitales y centros de salud, así como para fortalecer programas para la reducción de muertes maternas.

En junio, el presidente Giammattei ofreció la construcción de siete nuevos hospitales para fortalecer la atención, tarea que está a cargo del cuestionado exministro Hugo Monroy. Estos se construirían con más deuda a adquirirse con el Banco Mundial y el Banco Centroamericano de Integración Económica.

Para atender la emergencia del covid-19, se instalarían seis hospitales temporales; pero a la fecha, todavía no se han inaugurado los de Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, y de Petén, lo que, a juicio de analistas, es otra evidencia de la escasa capacidad de ejecución.

El exministro de Salud Hugo Monroy salió por la puerta de atrás del Ministerio, sin poder ejecutar los millonarios recursos que aprobó el Congreso; sin embargo, fue nombrado por el presidente Alejandro Giammattei para dirigir una unidad que tiene cono fin construir siete hospitales. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La realidad

Las estadísticas que organismos internacionales recopilan sobre el sistema de Salud guatemalteco responden a la interrogante de por qué una pandemia en países como Guatemala puede ocasionar tantos problemas y dejar muchos muertos; de hecho, en Centroamérica el país que más decesos ha tenido, casi dos mil 700.

Por ejemplo, es el peor país de la región en cuanto a camas, médicos, enfermeras y parteras por cada mil habitantes. También es el último lugar, de los países con los que se cuentan datos, al revisarse los números de procedimientos quirúrgicos por cada cien mil habitantes.

En cuanto a la inversión del Gobierno en salud es el más rezagado a pesar de que tiene la población más grande del istmo. Así, este gasto alcanza el 2.08%.

Si fuese una competencia, Guatemala ocupa el quinto lugar si se compara el gasto del gobierno en salud per cápita en Centroamérica con una inversión de US$259.94, arriba de Nicaragua y Belice, US$192.82 y US$195.94, muy por detrás de países como Costa Rica, US$869.08 y Panamá, cuyo gasto per cápita llega a US$1 mil 112.

Lastres del ministerio

¿Pero qué ha ocasionado el que un ministerio como el de Salud no haya sido capaz a través de los años de mejorar el sistema? ¿Por qué pareciera que algunos procesos son tan lentos?.

Con el segundo presupuesto más elevado de los ministerios, analistas han señalado por años que la cartera de Salud es una de las más corrompidas del Gobierno.

El propio presidente Giammattei lo reconoció hace unos días al afirmar en una entrevista con Prensa Libre que en dicha cartera encontraron “una mafia entronizada de años y nos han entorpecido todo”.

Alejandro Giammattei, Presidente de Guatemala en entrevista con periodistas de Prensa Libre. Foto: Esbin García.
El presidente Alejandro Giammattei reconoció que hay mafias en el Ministerio de Salud que dificultan el accionar de las autoridades. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Consultados algunos exfuncionarios que pasaron por esa cartera coinciden con lo expresado por el gobernante en el sentido de que han tenido que enfrentar mafias de corrupción a lo cual se suma la gran cantidad de sindicatos que en algunos casos llegan a parecerse a un gobierno paralelo en las dependencias.

Un exministro de Salud al explicar por qué se da el robo hormiga en los hospitales.

“Quise hacer compras conjuntas con proveedores a precios justos, pero hay fuerzas externas e internas que lo impiden. Uno podría abaratar los medicamentos, pero hay acuerdos montados al máximo nivel”, relata un exministro de Salud que habló con la condición de que su nombre no se publicara.

Agregó que los compromisos que adquieren los gobernantes en tiempos de campaña son tan grandes que “uno no tiene la libertad de maniobrar” y se ve obligado muchas veces a tomar decisiones por razones políticas y no salubristas o técnicas.

El exfuncionario no duda en afirmar que dentro del Ministerio de Salud se han enquistado diversidad de redes de corrupción a todo nivel, no solo en mandos altos y medios, también con los trabajadores que sustraen medicinas y hasta el jabón y el papel higiénico de los hospitales.

“Lo ven como una especie de justicia social en la cual los trabajadores piensan ‘si el ministro roba yo también tengo derecho’, y esa misma lógica se repite a niveles altos cuando un ministro también lo hace porque piensa que el presidente lo hace”, enfatiza.

Lo peor, subraya, es que si un ministro, viceministro o director de unidad no se “alinea”, estas redes utilizan a la Contraloría General de Cuentas, el Ministerio Público, Congreso y hasta medios de comunicación para dañar su imagen y así obligarlo a tomar las decisiones que convengan a estas mafias.

Emergencia del Hospital General San Juan de Dios, uno de los dos más grandes del país, pero que no se ha dado a basto para atender la emergencia. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Otro exministro coincide por completo al señalar que nunca esperó “que la corrupción estuviera tan enraizada en el Ministerio de Salud” y señala directamente a las campañas electorales multimillonarias que hacen que los gobiernos lleguen con muchos compromisos.

Este exfuncionario precisa que la corrupción se da, por ejemplo, a nivel de hospitales y que una mafia no tiene que ponerse de acuerdo precisamente con un ministro o viceministro sino con quienes controlan los recursos en esos centros asistenciales.

Exministro de Salud, al hablar de los sindicatos.

El exministro Luis Enrique Monterroso estuvo un poco menos de un año al frente de la cartera, en 2015, y aseveró que “cualquier buena intención que lleve una persona preparada” se ve afectada por la corrupción puesto que esta “se enraizó de tal manera que permeó todos los estrados” de la cartera.

Monterroso asegura que en el tiempo que fue ministro se hizo un “esfuerzo monumental” para luchar contra el robo hormiga que iba desde guantes, hilos de sutura hasta medicamentos, acciones por las cuales se presentaron varias denuncias, algunas de las cuales prosperaron, aunque otras se quedaron archivadas.

Los sindicatos

Otro de los aspectos que impiden desarrollar una adecuada gestión, subraya uno de los exministros que prefirió no ser citado, son los acuerdos políticos que existen entre las más altas autoridades del país y los sindicatos mayoritarios mediante el cual estos piden prebendas y protección a cambio de apoyo político.

“A mí me tocaba asumir los desmanes del sindicato, al final de cuentas yo no llevaba el control —del ministerio — porque había un cogobierno que, por ejemplo, decidía cuando se iba a trabajar y cuando no”, puntualiza. Añade que esto hace que un funcionario tenga las manos atadas lo cual le impide tomar decisiones “fuertes”.

Una protesta sindicalista del 2019. Según exministros consultados, malos dirigentes han pervertido la función de los sindicatos al extremo que no permiten el adecuado funcionamiento del Ministerio. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Esta estructura sindical ha permitido un fortalecimiento de abusos que se han afinado a través de décadas, añade.

Al respecto, Monterroso coincide con que los malos líderes que han tergiversado la función sindical “amarran las manos del ministro o ministra que llegue porque lo fuerzan a recibir condicionamientos”, lo cual impide que se llevan a cabo acciones en favor del Ministerio.

Factores

Zulma Calderón, defensora de la Salud de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), enumera una serie de hechos que, a su juicio, explican la precariedad histórica de los servicios, entre ellos, que la salud pública nunca ha sido una prioridad para el Estado y la precaria inversión gubernamental en este rubro; que, como mínimo debería representar el 6% del PIB.

“Ya somos más de 17 millones de guatemaltecos y contamos con la misma red de salud de hace 40 años”, puntualizó.

Calderón añade que los problemas también pasan por el enfoque centralizado de los servicios que están principalmente en las ciudades cuando los principales problemas, como desnutrición y mortalidad materna, ocurren en las áreas rurales. Además, pasa por que los gobiernos nunca llegan con planes concretos para resolver la problemática estructural y se limitan a trabajar en cuestiones de forma.

Todo esto deriva en que en los últimos años “hemos cambiado cualquier cantidad de ministros” y cada uno cuando llega trabaja con base a distintas prioridades, precisó.

Se calcula que hay un déficit de 4 mil centros de salud en el área rural, lo que evidencia el retraso en el sistema de atención primario. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Por si eso fuera poco, añade Calderón, la corrupción, alimentada por la inexistencia de una política pública en materia de salud que le deja puertas abiertas para que entre donde sea, ha causado “destrozos” en el Ministerio.

Finalmente, Calderón lamenta que los gobiernos solo respondan a “temas políticos”, pero no hay esfuerzos por enfrentar los grandes problemas en salud. No obstante, considera que la emergencia provocada por la pandemia del nuevo coronavirus puede ser la “oportunidad perfecta e ideal” para corregir el rumbo.

“Personalmente creo que si los guatemaltecos perdemos la oportunidad de luchar por reestructurar la salud pública ya no volveremos a tener otra”, advierte.