PDH denuncia posibles fines clientelares en entrega de víveres
La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) denuncia entrega de víveres en un establecimiento educativo de la zona 1 posiblemente con fines clientelares.
La Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) denuncia entrega de víveres en un establecimiento educativo de la zona 1 posiblemente con fines clientelares.
Las agrupaciones políticas Avanza y Partido Liberal de Guatemala (PLG) tienen problemas internos que los pueden llevar a no proclamar candidatos a elección popular, y de no hacerlo, quedarían cancelados.
Nadie puede dudar de las diferencias de criterios políticos de Armando de la Torre y Edelberto Torres, pero sus similitudes —aparte de tener torres en sus apellidos— son evidentes cuando se les quiere buscar. La entrevista con ambos publicada el lunes en Prensa Libre lo demuestra. Menciono algunas: a) su pertenencia a la tercera edad ya avanzada, con lo cual ocupan un puesto destacado en ese máximo dos por ciento de la población del país, y cuatro por ciento de los adultos. b) La seriedad de sus planteamientos aunque ellos no escapen de la posibilidad, a veces certeramente, de ser calificados de dogmáticos por quienes piensan de manera distinta. c) La capacidad de analizar y de opinar desde la distancia de la larga experiencia vital.
Muchas razones explican la debacle del pseudopartido FCN-Nación, confirmada con la orden del Tribunal Supremo Electoral de cancelarlo, e iniciada con la aceptación de varios empresarios nacionales, quienes hace pocos días pidieron disculpas públicas por haber caído en el delito de financiamiento ilícito, ante lo cual hay pocos temas de discusión, al saberse luego de la decisión del partido de no informar a donde debía porque eran anónimos en ese momento. Si bien el cierre definitivo tomará unos tres meses, ya no hay remedio y las declaraciones de una vulneración del derecho a elegir es, como mínimo, absurda.
De 1954 a la fecha nuestro país ha estado en manos de una organización criminal sofisticada y despiadada.
Para arreglar la situación política del país, se debe hacer a un lado a los politiqueros, reinantes desde hace mucho tiempo.
Una de las ideas contraproducentes aplicadas en la Constitución de 1985 es la creencia de considerar signo de mayor democracia al aumento del número de partidos políticos. Todos los integrantes de la asamblea constituyente del 84 provenían de partidos ideológicamente sólidos y por ello nunca pensaron en el florecimiento de hordas politiqueras dirigidas por alguien autonombrado salvador de la patria, cuya meta única era el ego exacerbado, luego unido al enriquecimiento indebido y el de un grupo de seguidores no de una idea, sino de una forma de aprovechamiento para salir de la lipidia y cambiar la bicicleta por un helicóptero, o la casita de una colonia de clase media baja por una mansión en la playa, o fincas de muchas caballerías, entre otras granjerías.
La libertad implícita dentro de la democracia necesita orden para funcionar de manera adecuada en beneficio del bien común.
Ante esta realidad, silente y parsimoniosamente, el Tribunal Supremo Electoral parece diluirse.
La represión en el siglo pasado, con la ley de defensa de las instituciones democráticas, ocasionó una lamentable indigencia en la cultura política nacional. Ahora, la izquierda es: