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Al igual que sus lectores, el público del evento era diverso en edad, género, profesión y raza; todos ansiosos y atentos.
El evento fue moderado por Raxche’ Demetrio Rodríguez Guaján, director editorial en Maya’ Wuj, institución que publicó la obra. “Para Humberto era importante que su texto fuera más incluyente, que lo sintiéramos todos como propio (…) todos los idiomas tienen variantes dialectales y la variante de Humberto era de Momostenango, pero en las últimas ediciones, el escritor asumió el compromiso de divulgar la variación estándar del k’iche’, comprensible para los casi dos millones de k’iche’ – hablantes”, afirmó.
Destacó que exista una cuarta edición de esta publicación lanzada en 2016, hecho que demuestra la gran aceptación que ha tenido el texto y resaltó que la nueva carátula fue aprobada anteriormente por el poeta, quien también realizó mejoras en el texto que ya pueden apreciarse en la nueva entrega. “Todo su trabajo lo enfocó a enseñar la cosmovisión maya, la cultura, cómo se ve el mundo desde el idioma k’iche’. Ese es su gran legado”, puntualizó.
La actividad también contó con la participación de Gustavo Montenegro, periodista y amigo cercano del poeta, quien compartió algunas anécdotas y también enfatizó en lo importante que era para el autor de una veintena de poemarios traducidos a más de 20 idiomas, el hacer más comprensible el texto el Popol Wuj.
“Humberto tenía voz de pájaro, de grillo, de río de bosque, de viento entre las hojas del pino. Tenía un alma de niño, de ancestro, de árbol con hondas raíces que no vemos, pero sabemos que están allí. Cojeaba al caminar por efecto de una poliomielitis que le robó tanto en su niñez, excepto las ganas de volar más alto que los cipreses de Momostenango. Ojos viajeros, palabras pregoneras, emisor, receptor y mensaje reunidos en un poema. Su Popol Wuj llegó después de una larga espera. Tuvo que haber escuchado tantas veces la historia de boca de los abuelos para poder cantarla, no como la escribieron, porque escrita no estaba, sino como se la dijeron. Así que su afán no era el del erudito, ni el del filólogo en cuanto a buscar traducción exacta. Él hizo su paráfrasis, él hizo su versión con la intención de devolverle la vitalidad perdida, la flor caída, el palo de morro místico con cabezas colgantes que son las nuestras leyendo. Betío escribió su Popol Wuj, no como transgresión, ni como presunción, ni con ojo de visitante. Lo escribió con la voz que le faltaba, la del poeta que vive en aquella vuelta y subida a la salida del pueblo (…) Hoy no está más aquí (…) pero para encontrarlo solo basta seguir la instrucción que dejó en aquel poema en donde dice NO ESTOY AQUÍ, BÚSQUENME EN UN LIBRO”, manifestó le periodista.
Finalmente, Ixyamanik Muxtay leyó una carta que Nakil Ak’abal escribió tras el fallecimiento de su padre. En ella recuerda algunas de las costumbres del poeta, su humor y los obstáculos que tuvo que atravesar a lo largo de su vida. Asimismo le agradece por haberlo educado con amor y comprensión, y por haberle dejado un legado lleno de cultura literaria.
Aunque no hay datos confirmados, se espera que el joven Nakil Ak’abal esté presente en la próxima edición de Filgua, actividad en la que el público podrá encontrar varios textos de Humberto Ak’abal a la venta.
Acode a Raxche’ Demetrio Rodríguez Guaján, para que el lector tenga un mejor entendimiento de la recopilación de narraciones míticas, legendarias e históricas del pueblo k’iche del Popol Wuj, en las primeras páginas de Paráfrasis del Popol Wuj puede encontrar una explicación de todos los personajes que aparecen en el texto. Además, contiene subtítulos para que cada temática pueda ser comprendida.
Humberto Ak’abal, falleció el lunes 28 de enero a los 67 años en el hospital San Juan de Dios, dejando un legado de textos sobre la cosmovisión maya que fueron traducidos a más de 20 idiomas, incluyendo el inglés, francés e italiano.