El informe La salud de los adolescentes y jóvenes en la región de las Américas, publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el 2018, indica que el suicidio es la cuarta causa de muerte en la región. Ocho de cada 10 decesos de hombres ocurre entre los mayores de 20 años, mientras que en mujeres, tres de cada 10, en el mismo rango de edad.
En Guatemala, en los últimos cinco años, han ocurrido 2 mil 261 suicidios, informa la OPS. Nebaj, Quiché; Santiago Chimaltenango, Huehuetenango: Palestina de los Altos, Quetzaltenango; San Andrés Semetabaj, Sololá; y Casillas, Santa Rosa; son los municipios con mayor tasa de suicidio en el país, de acuerdo con una investigación del Observatorio de Violencia de Diálogos.
“Cuando una persona tiene ideas suicidas es porque le ha perdido sentido a la vida y considera que ya no puede hacer nada. Sus opciones para seguir adelante se terminaron. Es como si estuviera viviendo de más y respirando el aire de otros. La decisión de suicidarse está influenciada por varias preocupaciones y problemas, por ello se decide poner fin a ese dolor por medio de la muerte”, dice Ángela Reyes, psicóloga de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental.
Ideas erróneas del suicidio
Debido a que es un tema tabú, existen ideas erróneas con respecto al suicidio y a quienes lo han intentado. Estos pensamientos deben evitarse y eliminarse, para poder dar un apoyo efectivo a las personas y su entorno. A continuación, Sergio Morataya, psiquiatra, menciona el criterio erróneo y explica la razón por la que es incorrecto:
- La persona que se quiere matar no lo dice: De cada diez personas, nueve de ellas dieron señales o dijeron claramente sus propósitos de acabar con su vida.
- Quien lo dice, en realidad no lo hace: La mayoría de las personas que se han suicidado expresó con palabras, amenazas, cambios de conducta o gestos sus problemas.
- Las personas que intentan el suicidio no desean morir, solo llamar la atención: aunque no todos los que lo intentan desean morir, no es correcto señalarlos de llamar la atención porque los hace sentir más inseguros y en soledad. Consideran que sus mecanismos de adaptación fallaron y la única alternativa es atentar contra su vida.
- Si de verdad se hubiera querido matar, se hubiera tirado del puente: Quienes tienen pensamientos suicidas están en una situación ambivalente, es decir, con deseos de morir y vivir. El método elegido no refleja las ganas de fallecer, solo es una forma de terminar con su dolor.
- Toda persona que se suicida estaba deprimida: Aunque toda persona deprimida tiene posibilidades de realizar un intento de suicidio, no todas las que lo hacen sufren este problema. Por ello es importante prestar atención a las señales.
- Quienes se suicidan son enfermos mentales: Las personas con enfermedades mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población en general, pero no necesariamente hay que padecer un trastorno mental para hacerlo.
- Al hablar del suicidio con una persona en riesgo, se puede incitar a cometerlo: Está demostrado que hablar sobre el suicidio con una persona en tal riesgo en vez de provocar o introducir en su cabeza esa idea, reduce el peligro de cometerlo y puede ser la única posibilidad que se ofrezca para el análisis de sus propósitos autodestructivos.
Señales de alerta
Existen diferentes indicios, verbales y no verbales, que pueden indicar que una persona está pensando en el suicidio. Si se detectan a tiempo, se puede intentar evitarlo.
De acuerdo con Ángela Reyes, psicóloga de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, es importante saber si la persona a la que se considera que está pensando en el suicidio ha pasado por un acontecimiento significativo, ya sea en el presente o en un pasado no muy lejano. Por ejemplo, la muerte de un ser querido, terminó una relación amorosa o laboral, incrementaron sus deudas, sufre una enfermedad crónica, etc.
“Reconocer esos acontecimientos ayuda a tratar de comprender por lo que está pasando, aunque no todos reaccionemos de la misma manera. Aunque algunos acontecimientos nosotros los consideremos sencillos, no es así para los demás, por eso es importante reconocer cómo ha sido el comportamiento de la otra persona a partir de esos problemas”, dice la profesional.
Cuando una persona se queja del suicidio, habla del tema muy seguido o pregunta la opinión a los demás acerca de qué piensan de las personas que se suicidaron, cuestiona algo sobre la muerte o habla sobre formas de suicidarse, podría estar dando señales verbales de alerta. También puede dejar notas en algún lugar de la casa, como despedida, o puede decir frases como “te encargo a mi mamá si me pasa algo y me muero” o “te encargo a mi mascota si me muero, no la vayas a dejar sola”.
Cuando el individuo no verbaliza sus ideas suicidas, se puede llegar a sospechar mediante determinadas manifestaciones como cambios de conducta y de humor demasiado bruscos: hoy está triste y mañana muy feliz, lo cual funciona para evadir la preocupación de los demás. Tienen cuadros de abandono, es decir que no se bañan, no se arreglan y no cuidan su aspecto personal.
También suelen aislarse de los demás, comienzan a regalar sus cosas personales, por muy preciadas que sean para ellos. Identifican lugares que les podrían ayudar a lograr el suicidio, como ver espacios en donde se pueda colgar una cuerda o buscan medicamentos, corren riesgos innecesarios pero que saben que podrían terminar en una tragedia o visitan o llaman a personas para despedirse, ingieren bebidas alcohólicas o drogas con frecuencia y cantidades no usuales, explica Hernán Ortíz, psiquiatra, expresidente de la Red Mundial de Suicidiología.
Si conoce a alguien que se suicidó, la persona sueñe identificarse de forma explícita con frases como “yo no pienso hacer lo mismo que hizo él”, cuando no se ha mencionado el tema durante la conversación.
Cómo actuar ante pensamientos suicidas
Los expertos recomiendan que cuando se tenga la sospecha de que el individuo tiene pensamientos suicidas es importante actuar lo más pronto posible y hacer preguntas directas como: ¿Cómo estás afrontando lo que ha estado ocurriendo en tu vida? ¿A veces sientes ganas de darte por vencido? ¿Piensas en la muerte, en hacerte daño? ¿Piensas en el suicidio? ¿Piensas en cómo lo harías? ¿Cuándo y en dónde?
Muchas veces, ante estas preguntas, la persona suele llorar sin pronunciar alguna palabra, bajar la cabeza, mirar al sueño, hacer silencio repentino motivado por la propia pregunta, fruncir el ceño, mostrarse intranquilo o angustiado. Incluso, a todo responder que no, pero de igual forma seguirá dando señales de alerta, como las descritas anteriormente.
Cuando se identifiquen señales de pensamientos suicidas, estas son algunas de las formas en que se puede ayudar:
- Valore la situación seriamente. Tome en cuenta las señales y las palabras de la otra persona.
- Sea directo. Hable clara y abiertamente sobre el suicidio. No hay una buena o mala manera de hablar sobre sentimientos suicidas. Lo importante es empezar a conversar sobre ello.
- Exprésele su preocupación.
- Muéstrese dispuesto a escuchar. Permita que la otra persona hable de sus problemas y sentimientos. No los juzgue ni haga de menos.
- No cuestione si el suicidio es o no correcto, ni dé pláticas o consejos acerca del valor de la vida.
- No juzgue ni regañe. Indíquele a la persona que pueden buscar ayuda juntos, que usted estará a su lado.
- Acérquese y demuestre que está disponible, que tiene interés y está dispuesto a acompañarlo en sus problemas y preocupaciones. Basta con que usted esté a su lado, no siempre es necesaria una plática. Lo importante es que la persona sienta que usted se interesa por ella y que está acompañada.
- No prometa confidencialidad. Lo mejor es buscar ayuda entre familiares y personas allegadas, pero todos deben mostrar respeto y valorar los sentimientos del individuo.
- No desafíe a la persona a que lo haga, ni diga que es algo pasajero solo para llamar la atención.
- No muestre que tiene miedo, porque podría provocar distancia entre los dos.
- Adopte medidas prácticas, retire o controle los elementos que podrían ser un riesgo.
- Busque ayuda profesional.
¿Dónde buscar ayuda?
En Guatemala, existen diversos lugares a los que se puede acudir para buscar ayuda. Entre estos se encuentra:
Liga guatemalteca de higiene mental
Teléfonos: 2232-6269 / 2238-3739. Dirección: 12 calle “A” 0-27, zona 1 Ciudad de Guatemala
Asociación psiquiátrica de Guatemala
Teléfono: 2331-5395. Dirección: Avenida Reforma 1-90 zona 9, Edificio Masval Oficina 201
Hospital Paso a Paso
Teléfono: 7831-0403 / 4712-3340. Dirección: 5ta. calle Los Llanos 3-96 Jocotenango, Sacatepéquez
Asociación AMAVIDA
Página en Facebook: Aférrate a la Vida! Comunidad contra el suicidio. Correo: amavida.guatemala@gmail.com
Centro Médico Psiquiátrico El Manzanillo
Teléfono: 7830-8889. Dirección: Aldea El Manzanillo Lote 9, Carretera Vieja a Mixco, San Lucas Sacatepéquez
Departamento de Salud Mental del Hospital Roosevelt
Teléfono: 2321-7400. Ext. 2468