El yoga es una práctica física, mental y espiritual originada en la India. El primer ministro indio, Narendra Modi, lo presentó como “un don inestimable de nuestra antigua tradición. El yoga representa la unidad de la mente y el cuerpo, el pensamiento y la acción. Ese enfoque holístico es valioso para nuestra salud y bienestar. Se trata de una manera de descubrir el sentido de la identidad propia, el mundo y la naturaleza”.
Debido a su popularidad universal y los beneficios que genera, el 11 de diciembre de 2014, las Naciones Unidas establecieron el 21 de junio como el Día Internacional del Yoga (DIY).
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De acuerdo con Marcela Zacarías, instructora de yoga, esta disciplina ayuda a desarrollar la conciencia corporal porque invita a estar atento a las señales que el cuerpo envía; mejora el equilibrio, aumenta la fuerza y tono muscular, estimula el sistema inmunológico, así como reduce el estrés y ansiedad por medio de la respiración pausada.
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Mitos del yoga
“Cuando hablamos de yoga, lo primero que cuestionan es cómo logramos ser tan flexibles o tienen la creencia que solo lo practican personas espirituales. Quienes no lo han experimentado tienen muchos mitos alrededor de ella, que a los instructores nos ha tocado que ir desmintiendo poco a poco”, dice Zacarías.
Tengo que ser flexible para apuntarme a yoga
Esta es una de las creencias más comunes que se tienen alrededor de esta disciplina, sin embargo, es falsa. Joaquín Duarte, instructor certificado por Yoga Alliance, explica que lo único flexible que se requiere es la mente, para estar dispuesto a conocer nuevas cosas y recibir sin miedo los cambios emocionales y mentales que se generan.
Con la practica constante, a los cuatro o seis meses notará que es más flexible físicamente, por lo que no es necesario serlo al inicio. “La idea es que el yoga se adapte al cuerpo y a las posibilidades de cada persona, no al revés. Aunque estamos acostumbrados a ver posturas que se consideran difíciles, estas se logran en niveles avanzados. Así como en todo, se va progresando poco a poco”, enfatiza.
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El yoga me puede poner más nervioso de lo que ya soy
Falso. Esta disciplina invita a enfocarse en el aquí y ahora, por lo que facilita encontrar el equilibrio y armonía con nuestro alrededor. Aunque si se es una persona nerviosa y mantiene mucho ruido en su cabeza, es probable que al inicio le cueste meditar y seguir las clases pausadas. Para ello se recomienda optar por tipos de yoga más dinámicos y fluidos como el Astanga yoga y Rocket yoga. Este último sincroniza la respiración con el movimiento, por ejemplo, una inhalación es un movimiento hacia arriba y la exhalación es un movimiento hacia abajo. Así se fluye a través de las posturas y la respiración.
Si ya hago ejercicio, no necesito el yoga
El yoga es una disciplina que va más allá del ejercicio. Entonces, aunque tenga beneficios físicos como mejorar la fuerza, equilibrio y flexibilidad, se trata de hacer contacto con uno mismo y con el entorno. “Es una filosofía que va más allá del deporte, de los beneficios físicos. También nos da bienestar emocional que no se encuentran en otras disciplinas, porque esta nos conecta con el ahora y nos permite agradecerle al cuerpo por nuestros movimientos”, opina Duarte.
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El yoga es solo para adultos
Esta disciplina la puede practicar cualquier persona, desde los niños hasta los adultos mayores. El yoga aporta más energía y favorece el desarrollo de una actitud más positiva ante la vida, favorable en cualquier edad. Su práctica exige un esfuerzo mental constante para interiorizar las distintas posturas y su desarrollo, lo que mejora la concentración y la memoria. De esta manera, ralentiza el deterioro cognitivo.
“En el yoga se tiene el concepto de Ahimsa, que significa no violencia y se refiere a no ser violentos en cualquier ámbito; ni con nosotros mismos, con la naturaleza, ni con otros seres. Esto permite a ser más conscientes de lo que tenemos alrededor”, dice Duarte.
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El yoga es caro y poco accesible
Hace algunos años esto era afirmativo, sin embargo, en la actualidad cada vez existen más estudios y maestros de yoga que permiten que esta disciplina sea accesible para cualquier persona. Incluso, se pueden encontrar clases en línea, presenciales, en grupo o personalizadas.
Se necesita equipo y ropa adecuada
Lo que se necesita es un matt, una alfombra que permita al cuerpo estar cómodo en el piso y ropa cómoda que permita cualquier movimiento. No se necesita un equipo especial para practicarlo. Los instructores enfatizan que ante la primera clase se dejen los prejuicios de lado y estar abiertos a vivir la experiencia, para que el cuerpo y la mente se puedan conectar.
Si no soy espiritual, no lo puedo practicar
Aunque en cada clase se promueve la meditación, el yoga no es una religión, sino una disciplina que promueve la unión del cuerpo y la mente. El único objetivo es el bienestar físico y mental, por lo que cualquier persona lo puede practicar.
No es necesario practicar alguna religión o tener una creencia establecida. “El yoga no tiene dogma, entonces cada uno puede tomar de la filosofía del yoga lo que más le guste y se acomode a sus creencias y necesidades. Es una disciplina inclusiva”, menciona Duarte.
¿Su primer clase de yoga?
Si se animó a dar el primer paso para comenzar a practicar el yoga, Joaquín Duarte, instructor certificado por Yoga Alliance, comparte algunas recomendaciones para su primer día de clases.
- ¡Afuera prejuicios!: Mantenga la mente abierta y olvide las ideas que tiene sobre el yoga. Puede que algunas instrucciones le parezcan extrañas al inicio, pero no tenga creencias limitantes acerca de usted o de su cuerpo, no necesita ser flexible, tener una edad específica o llevar una vida saludable para comenzar a practicar esta disciplina.
- No tenga expectativas: Fluya y déjese guiar por el instructor. Tenga paciencia con usted mismo, de esta manera aprenderá más rápido.
- Escuche su cuerpo: Haga movimientos que se sientan bien en su cuerpo, busque el balance entre exigirse más en cada postura y no se esfuerce de más. En caso de tener una lesión, platíquela con su maestro.
- No compare su práctica con los demás: No hace falta ser perfecto en la primera clase. Las posturas tienen variaciones en todos los niveles, así que haga la que le corresponde y no se compare el avance de los demás con el suyo.
- Hable con sus maestros y con otros practicantes: Puede preguntar a sus compañeros cuál ha sido su experiencia y compartir la suya. Cualquier duda es válida, así que pregúntele a su instructor, de esta forma avanzará más en la práctica.
- Confíe en el proceso: Poco a poco, con la experiencia, se pondrá en práctica las posturas y la respiración adecuada, así como la activación de sus músculos. Si se cansa demasiado durante la clase, puede tomar una postura de descanso, manteniendo su respiración y su cuerpo activo.
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