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El lago de Amatitlán no está muerto, pero su rescate pasa por dinero y voluntad política

Amsa retomó el año pasado un nuevo intento por salvar al lago, después de años de abandono.

Autoridades de Amsa afirman que el lago de Amatitlán aún puede rescatarse, pero depende de las acciones que adopten autoridades y población. (Foto Prensa Libre:  (María Reneé Barrientos Gaytan).

Autoridades de Amsa afirman que el lago de Amatitlán aún puede rescatarse, pero depende de las acciones que adopten autoridades y población. (Foto Prensa Libre: (María Reneé Barrientos Gaytan).

La Autoridad para el Manejo Sustentable de la cuenca del lago de Amatitlán (Amsa) confía en que con los proyectos a implementar ese cuerpo de agua pueda salvarse, para ello han comenzado a restituir algunos que llevaban años de estar paralizados.

El actual director de la institución, Édgar Zamora, ya había estado al frente de Amsa y durante su gestión asegura que el rescate del lago iba por buen rumbo, con sistemas de tratamiento de desechos sólidos y líquidos que funcionaban y que debieron continuar.

Sin embargo, a su regreso en marzo de 2021, se percató que “nada funcionaba”, por lo cual dentro de las primeras medidas, se pusieron a trabajar las plantas de tratamiento y de biofiltros con las que ya contaba Amsa y que está ubicadas en la aldea La Cerra.

El lago enfrenta cuatro grandes problemas: la contaminación de residuos sólidos, las aguas negras, el arrastre de sedimentos y la excesiva fertilidad de sus aguas a consecuencia de los nutrientes que le llegan a través de las aguas servidas, lo cual genera el crecimiento de plantas marinas y acentúa el tono verde que se ve en sus aguas.

Para solucionar el primer problema, se proyecta instalar este año la planta de separación de desechos sólidos que ya funcionaba hace 15 años, a un costo de Q24 millones. Esta procesaba hasta 50 toneladas de basura por hora.

También se instalará un biodigestor para tratar los desechos de los rastros, para lo que se necesitarán Q3.8 millones y el próximo año está en planes colocar un incinerador para procesar los desechos hospitalarios, para lo cual se requerirán Q5 millones más.

Tratamiento de las aguas

Para el problema de los sedimentos y las aguas negras se habilitaron las plantas de tratamiento en La Cerra, pero se piensa reparar otra que ya existe en la desembocadura del río Villalobos y construir otras tres en el mismo lugar, porque las que recién se pusieron a funcionar solo tratan el 10% del agua.

La reparación de la existente y la construcción de las nuevas tendrán un costo de Q76 millones aproximadamente. Ya en funcionamiento, limpiarían más del 80% del agua que llega al lago de Amatitlán.

 

Planta de tratamiento en aldea La Cerra, recientemente habilitada por Amsa después de años de abandono. (Foto Prensa Libre: María René Barrientos Gaytán)

Para reducir el verde del lago, la idea es instalar al menos 10 oxigenadores de profundidad que extraerán el agua sin oxígeno del fondo del lago para dejarla en la superficie. Así, el nitrógeno se evapora y el fósforo se solidifica y se hunde. Estos elementos son los principales nutrientes de las plantas.

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Zamora dice que si las municipalidades cumplieran con su obligación de construir sus propias plantas de tratamiento el 100% de las aguas que ingresan al lago se tratarían y con ello se recupera en su totalidad.

No obstante, las plantas a cargo de Amsa igual serían necesarias puesto que muchas familias viven a orillas del río Villalobos y vierten sus aguas de manera directa a este afluente.

“Corrupción ha minado trabajo de Amsa”

 

Zamora habló con Prensa Libre sobre los retos de Amsa y qué debe hacerse para rescatar al lago de Amatitlán.

¿Cómo estaba la institución cuando usted llegó hace poco más de un año?

Todo estaba normal y lo normal es que nadie trabajaba. Hace 17 años Amsa tenía una laguna de recepción de desechos sólidos flotantes una planta de biofiltros y 28 plantas que habían sido habilitadas en la cuenca. Ahora solo encontré cuatro, en completo abandono, las máquinas para recoger ninfas y la planta para la separación de desechos abandonadas. Dejamos 32 oxigenadores y no encontramos ninguno. Lo único que funcionaba era la extracción de basura en época lluviosa con las bio bardas.

En la desembocadura del rio Villalobos se encuentra una laguna donde antes funcionaba la planta de tratamiento de aguas residuales y que se piensa rehabilitar a un costo de Q11 millones (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán).

¿Es posible salvar al lago?

Sí. Pero es importantísimo que los que viven arriba, en la ciudad, se den cuenta que abajo tienen un lago que lo están matando. Los alcaldes deben tener su responsabilidad de limpiar sus aguas, aparte de los proyectos que vamos a hacer para paliar la situación. Además, la gente se tiene que darse cuenta de que no debe tirar basura, los talleres de enderezado y pintura, unos dos mil en la cuenca, deben ser supervisados porque son los responsables de enviar metales pesados. Las baterías normales no las deben vender si no llevas las viejas porque cada batería doble A contamina 10 mil metros cúbicos de agua. Si hacemos todo esto la recuperación del lago será sumamente rápida.

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Edgar Zamora, director de Amsa

Pero si esperamos que las municipalidades tomen su responsabilidad esto va a tardar mucho tiempo

Por eso es que nosotros hacemos lo que estamos haciendo, porque no esperamos que ellos —los alcaldes— actúen rápido.

Para nadie es un secreto que Amsa ha sido vista como un botín ¿Cree que el tener resultados también pasa por dejar trabajar a la institución de forma técnica?

Sí. Cuando nos fuimos de Amsa dejamos un presupuesto de Q60 millones y un crédito aprobado de US$23.8 millones. Amsa estaba repleta de dinero y se volvió un botín. Lo que la gente no sabía es que ese dinero era para seguir haciendo las lagunas y el manejo del río y de los desechos. No que solo se lo llevaron y no ejecutaron nada.

La corrupción ha minado el trabajo de la institución. Amsa no debe ser manejada por gente política, debe ser manejada por gente técnica para que haya continuidad en los procesos de salvamento del lago porque si el lago se salva, se salva la capital. Pero si muere, la capital se muere con él.

En la planta de biodigestores ya se cosecha tul con los residuos que dejan las aguas tratadas. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán).

¿Por qué?

Porque no va a tener agua, así de sencillo, y el clima cada vez será más intenso. Un ejemplo, en época de verano, en estos días, el lago está en un momento de evaporación enorme y los vientos del sur llevan esa evaporación hacia la capital y eso la enfría, de ahí las lloviznas que suelen caer en las tardes o en la Semana Santa. Y si secamos el lago eso ya no lo vamos a tener.

¿Hay presupuesto para todos los proyectos que se piensan ejecutar?

Sí, y no son caros. El ‘agua mágica’ iba a costar Q137 millones, mientras la planta de separación costará Q24 millones y será un ejemplo para el resto del país de cómo tratar los desechos sólidos. Las lagunas costarán alrededor de Q70 millones, pero van a depurar el 100% del río Villalobos. Desde este río entran 47.3 millones de metros cúbicos de agua al año, a un precio de tratamiento de Q3 cada uno, estamos hablando de Q141 mil millones. ¿No cree que invertir esos Q70 millones vale la pena?

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Los oxigenadores de profunidad aún no funcionan. La idea es poner a trabajar al menos 10 de los 32 que habían en el lago de Amatitlán para bajarle intensidad al tono verde que se ve en sus aguas. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán).

Una cosa son los recursos y otra es la intención de darlos. ¿Cree que hay voluntad?

Ahí hablamos de dos temas diferentes. Se necesita la voluntad del presidente y él la tiene, porque ya dio los Q24 millones para la planta separadora.

¿Cree que el Ministerio de Ambiente también debe tener más supervisión, por ejemplo, de estos talleres de enderezado y pintura y de los rastros?

El Ministerio de Ambiente es un ente netamente rector, no ejecutor, que debe tener una rectoría sobre todo el país y debe dirigir hacia dónde se debe controlar. Los entes ejecutores, sean las municipalidades o Amsa o cualquier otra autoridades les toca cumplir.

La pesca aún se practica en el lago de Amatitlán. (Foto Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytán).

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