Aportes como las encuestas de OIM son demasiado valiosos y escasos para dejar puntos sin resolver.

Vaya y pida una cita en Migración. Le darán una para noviembre o diciembre. O intente tocar la puerta de un consulado, si es que acaso vive en el extranjero. Para usted no hay pasaporte, pues usted es guatemalteco. Y aquí, hasta de eso se acapararon.

36 años de un mismo “proyecto” edil. Que no propone. Inefectivo. Que no da cuenta.

Trece años pasaron y el Estado no actuó. Ningunearon el problema y, paralelamente, emergieron oficinas de corruptos cerca de los consulados. ¿Casualidad?

Pepián, jocón o subanik, con estrategia, pueden tomar un lugar del otro lado de la frontera.

Curioso. Escuché que desea que ahora a la sede de su ministerio se le conozca como la “Casa de la Diplomacia”. Cosas como lo de Maryland nos hacen pensar que le queda mejor la “Casa de Inaceptables Cobardías”.

La gente quedó a su propia suerte. No es de extrañar que vivamos esta estampida humana al Norte.

Dos millones de guatemaltecos viven a menos de una hora de una sede consular.

Los migrantes pueden ser la puerta de entrada a la economía más grande del planeta.

El crepúsculo del día se me manifiesta a los cuarenta y nueve. Escojo el sol naciente. Abrazo el amanecer.