Guatemala tiene problemas económicos, que se derivan de la falta de certeza jurídica, seguridad y un predecible clima de inversión en el país. Además, tiene problemas sociales, entre los cuales destacan: la pobreza, la desnutrición, la falta de oportunidades a la educación, entre otros. Finalmente, también tiene problemas políticos, en los que existe un consenso amplio centrado en la corrupción que impera en sus instituciones estatales, aunque el consenso amplio no incluye el combatir la corrupción. Dados los problemas multifacéticos que afronta Guatemala, ¿cuáles tareas debería de priorizar el próximo gobierno?
Al atender los problemas económicos se lograrían importantes victorias de manera relativamente fácil, mitigando al mismo tiempo gran parte de los problemas sociales. Avanzar en lo económico no restaría recursos y atención de los problemas políticos. De hecho, avances en materia de una lucha contra la corrupción y crecimiento económico van de la mano. A nivel mundial hay una fuerte asociación entre libertad de corrupción y el nivel de vida de los países, medido por el ingreso per cápita. Esto se puede constatar con los datos del Banco Mundial (Worldwide Governance Indicators y World Development Indicators) así como los datos de la Fundación Heritage (Índice de Libertad).
Establecer un buen clima de inversión como primer paso al desarrollo nacional es una meta alcanzable en el corto plazo: Proteger los derechos de propiedad privada, tener un sistema impositivo eficiente con incentivos para la inversión en las zonas rezagadas del país, establecer salarios mínimos diferenciados y construir una infraestructura portuaria, aérea y vial son cosas de voluntad política. Esencialmente sería cuestión de que el próximo gobierno apueste su capital político en función de esta meta priorizada: la reactivación de la economía guatemalteca.
Con instituciones corruptas señaladas no es el tiempo de proponer más impuestos y gasto público para activar la economía, sea cual sea la doctrina económica del nuevo gobierno. Ampliando la base tributaria, atacando la informalidad económica y estableciendo una cultura de cumplimiento tributario haría mucho para fortalecer las arcas del Estado. Priorizar el gasto público en seguridad, educación y salud también fortalecerá el clima de negocios, atacando al mismo tiempo los rezagos sociales que aflijan al país.
Sería efectivo si Guatemala lograra crecer de manera sostenida a un ritmo de 6%-7% anual, los efectos positivos se sentirían de inmediato. El crecimiento económico y acumulación de capital crea riqueza y empleo. Con más empleo se reduciría la pobreza, los hogares tendrían más recursos para dedicar a la salud y educación de los niños y el Estado recaudaría más ingresos fiscales para lo mismo. Puede haber crecimiento económico sin desarrollo humano, pero no puede haber desarrollo humano sin crecimiento económico.