Aquí es donde Japón marca la diferencia en el mundo y es precisamente lo que Guatemala necesita hacer.
Fue una noche mágica donde prevalecía un estado de placer, asombro y gratitud.
Ya no podemos hablar de futuro, sino hablamos de consciencia, raíces e identidad guatemalteca.
Debemos tener claras las expectativas para no pretender que un superhéroe viene a salvarnos.
Trabajar “juntos” es clave. Pero no fácil. Implica dialogar con quienes nos gusta y con quienes piensan diferente.
Cuando una persona, una empresa o un país eligen a dónde quieren ir, es el futuro el que define su presente.
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